23 de octubre de 2014

Fluidos

Ahora soy mucho más exigente. No iría a un camino con usted. Los cuerpos extraños y sus fluidos me dan casi siempre asco como si pudieran deshacerse al tocarlos, carne muerta contenida en un un fino saco de piel. A ella le había estado observando las rodillas ya no tan frescas, pero de pronto aún amadas, y me había llenado de ternura. Entramos al oscurecer en el refugio que había construido un árbol con sus ramas y un par de setos y la luz de una farola la iluminaba desde atrás. Vi cómo salía, los contornos móviles del chorro deshilado cayendo en tierra húmeda y pensé que nuestra amistad no acababa nunca. Reímos y observamos que en el campo es más agradable, seguro que porque se ha estado aguantando más tiempo, pero también por la limpieza del aire, la oscuridad, el alejamiento momentáneo del barullo de la fiesta, las voces sofocadas. Pero quién sabe. Es usted tan dulce. Quizá con usted, cuando lo conozca, pueda ir a un camino.
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